C. Tangana, con su álbum El Madrileño, nos transportó a una exploración de las tradiciones y raíces musicales, no sólo españolas, sino también de Hispanoamérica. Esta obra revalora el pasado y lo traduce al lenguaje del presente, una misión compartida por Casa Maricruz. La historia comienza con María Estrada, directora creativa, importando vajillas desde Granada, España, para un proyecto en Los Ángeles. Inspirada en la rica tradición artesanal española, María regresó a España y dio origen a Casa Maricruz. Más que una marca de vajillas es un proyecto integral que busca colaborar con artesanos locales, involucrar a la juventud y desafiar estereotipos asociados a lo tradicional.
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Al regresar a España, María no sólo buscó reconectar con los artesanos, sino también redefinir la imagen de las vajillas. Casa Maricruz nació con la idea de impulsar a los artesanos tradicionales, permitiéndoles coexistir en el mercado contemporáneo y revitalizando piezas arraigadas en la tradición española. María, al explicar su visión, destaca: “Quería crear una plataforma para ellos, donde no sólo sobrevivieran, sino prosperaran”.
Exaltación de la autenticidad y legado de cada región
Casa Maricruz tiene la misión de colaborar con todas las regiones de España, priorizando actualmente estrechas asociaciones en Andalucía. Granada, con su arraigada tradición cerámica de influencia árabe, emerge como un epicentro vital para la marca, cuyas creaciones reflejan la rica herencia cultural de la región. La conexión especial en la Sierra de Huelva, donde un artesano domina la técnica de cucharillas, ha conducido a una colaboración para preservar la tradición del marmolado.
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Además, Casa Maricruz amplía su alcance más allá de Andalucía, extendiendo colaboraciones a la isla de Mallorca. En esta región, donde la tradición del vidrio soplado persiste, la marca se enorgullece de asociarse con uno de los tres talleres que aún preservan esta centenaria artesanía. También establece colaboraciones con artesanos de Talavera, cerca de Toledo, de la zona de Extremadura, de Galicia y más, evidenciando cómo su labor se expande gradualmente por toda la geografía española.
El valor intangible histórico y de legado de cada pieza
En el taller de Casa Maricruz de María Estrada, donde la cerámica se convierte en arte, cada técnica y pieza artesanal se erige como un testimonio vivo de la rica tradición que la inspira. María destaca el valor arraigado en cada gesto y en la historia que cada objeto cuenta; explica que no hablamos solo del virtuosismo técnico o de la destreza artesanal, sino del alma de una tradición que sostiene a familias enteras que están forjando algo más que objetos: están dando forma a la capacidad de transmitir, de perdurar a través del tiempo. Estas piezas no sólo resisten el paso de los años, sino que se convierten en tesoros heredables, una conexión tangible entre generaciones.
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Hace aproximadamente dos años y medio nació la semilla de este proyecto único. Casa Maricruz se erige como más que una marca de vajillas; es un puente entre la tradición centenaria y las demandas contemporáneas. Un proyecto que, con su enfoque holístico, no sólo rescata la artesanía, sino que también ofrece un camino viable para que los artesanos florezcan en el mundo moderno.
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